El lunes por la mañana se realizó, en conjunto con la Fundación Cecilia Baccigalupo, una clínica de pádel dirigida a los alumnos de la escuela albergue y los niños del Taller Protegido de Tres Lomas. Después de esta actividad comenzó el taller: Allí se invitó a los participantes a hacer un mapa en el que mostraran sus situaciones de trabajo. Buscamos con esta actividad iniciar un trabajo de diagnóstico sobre las prácticas en cada una de sus instituciones educativas. Las problemáticas que surgieron fueron trabajadas en los dos días de taller.
Comenzamos a trabajar con una de las dificultades que los participantes presentaron en uno de los mapas. Comentaban que la escuela albergue aloja chicos en situación de riesgo social, por lo que debe trabajar en articulación con un juzgado de menores. El problema residía precisamente en esa articulación. En este punto llegamos a un callejón sin salida: nos chocamos de frente con el problema de la burocracia de las instituciones estatales. Pero, mientras abordábamos esta problemática, fuimos escuchando acerca de un aspecto fundamental de esta institución sobre el que se trabajó mucho y que queremos comunicar en esta crónica.
En la escuela se viven a diario situaciones muy fuertes a nivel afectivo. Los docentes, directivos y celadores comentaban que hay mucho diálogo entre ellos para soportar estas situaciones difíciles y que las mismas generan mucha impotencia. Un diálogo que por un lado los ayuda a sostenerse en ese lugar y, por otro lado, les sirve para informarse mutuamente acerca de la situación de los grupos e inventar en conjunto estrategias para intervenir. Decían, por ejemplo: " los lunes a veces los chicos llegan mal de sus casas, entonces, "...algunos se van a hacer educación física con los más grandes...". Es decir, hay horarios pautados para las distintas asignaturas, por ejemplo su clase de matemáticas, pero si consideran mejor que vaya a la clase de educación física porque volvió mal de la casa de sus padres, existe esa flexibilidad necesaria para que él vaya a la clase de educación física. Decían: "acá hay que romper con la rigidez constantemente", "esta escuela está en transformación permante". En esta misma línea comentaba una de las docentes que "a veces te hiciste toda una planificación y te la tenés que guardar en el bolsillo", para dar lugar a lo que pasó a nivel grupal.
Sobre esto decían que "eventualmente tenés que hacer esto o aquello o esto otro". Porque "todos tenemos que tirar de la rueda para el mismo lado". Se viven constantemente situaciones difíciles y "no se trata de negar las tristezas -que haya lugar para eso-, sino que juntos vamos, con eso, hacia algo mejor". Es interesante como funciona el equipo de trabajo ante estas situaciones difíciles: todos juntos, rompiendo la rigidez, hacia un mismo lado. En esta línea decían que hasta la portera funciona de este modo: no es que su "jurisdicción" es la puerta, ella también participa de esta dinámica. Y agregaban: "acá si no estás jugado, si no enganchas en esto... no aguantás."
Pudimos ver y compartir dos tardes de trabajo en Ingeniero Thompson. Pudimos ver un colectivo que crea constantemente una dinámica de trabajo de quien hay muchísimo para aprender y nos alegra profundamente ver que se puede trabajar de ese modo. Desde las prácticas concretas, en aulas, en una escuela, en un pueblo; ver como se trabaja por volver a tramar desde ahí el tejido social, haciendo de eso un trabajo profundamente político.